miércoles, 22 de mayo de 2019

La oración de Minguito






Vengo a ponerme de rodillas virgencita,
porque precisamo de que vos
te lo chamuyes a tu hijo Jesús
que es el capo másimo de todo nosotro,
p'hacerle un par de mangazos
de laburo, de salú y todo eso.

Y yo pensaba que como vos sos la mamá de él,
no te va a decir que no ¿viste?
Y bueno, lo que yo como hijo tuyo te pido,
es que vos leas en los ojos de nosotro,
y allí, solita se van a dechavar
toda nuestra necesidade...
Aunque sabemo que vos y Dió saben perfetamente
qué cosa precisamo cada uno...
Por eso, con solo poner
tu santa mano sobre nuestro pecho,
vas a poder sentir nuestras angustias...
vas a ver nuestras manos vacías
y nuestros ojos cargados de lágrimas.
Pero a travé del llanto vas a poder ver también nuestras esperanzas que nacen de nuestra fe,
porque confiamos en vos, y en tu Hijo...

Vos sabés que algunos de nosotros
andamos precisados de salú,
que otros tenemos problemas en el hogar, en el laburo,
y también en nuestros sentimientos,
que a vece se les da por andar a contramano...

Virgencita, vos que sos tan buena,
chamuyátelo a tu Hijo...
te lo pedimo los hombres, las mujeres y lo niño
que se arrodillamo respetuosos
adelante de vos, confiados.
Y tanta es la confianza que te tenemo,
que en este istante
ponemo todo nuestro sueños en tus manos...

Te lo pedimos a vos,
que vivís florecida de Jesús...
Te lo pedimo por nuestros hermanos en Cristo,
por nuestro familiare, por nuestros amigos,
por los que están, y por los que ya se la picaron.
Por nuestro gobernantes también te mangamo,
pa' que les deas claridá de sabiola.
Te lo pedimo en el nombre del Padre,
y del Hijo,
y del Espíritu Santo.

PODASTA: Yo sé bien que nosotro
también podemo mangarlo a Dió diretamente,
pero te usamo de intermediaria,
porque nuestros pedidos, en tus labios,
suenan más dulces.

Perdoná tanta molestia.
Mingo


Orden



domingo, 19 de mayo de 2019

La tumba de Jesús



Por Diana R. García B.
Fuente: elobservadorenlinea.com


Quien haya creído que «la tumba perdida de Jesús» (según James Cameron, cineasta ganador del Oscar por Titanic) es el más grande y revolucionario hallazgo de la arqueología, capaz de acabar de una vez por todas con la «farsa» de la resurrección de Cristo, anda atrasado en noticias: a lo largo de los siglos se han descubierto numerosas «tumbas de Jesús», amparadas siempre por «expertos». Sin embargo, a la Iglesia verdadera nunca se le ha perdido ninguna tumba, y ni siquiera se ha tambaleado con estas «novedades».

Pues sí: hay una buena colección de tumbas de Jesús por todo el mundo.

El Evangelio refiere que Cristo fue sepultado en Jerusalén, en una tumba cercana al sitio de la crucifixión, es decir, al Gólgota. Pues bien, el sitio que hoy es designado como el Santo Sepulcro se encuentra muy próximo al Gólgota.

Después de la destrucción de Jerusalén, construyeron en el año 135, por órdenes del emperador Adriano, un templo sobre el Santo Sepulcro para dar culto a la diosa Venus. Pero en el siglo VI, Santa Elena, madre del converso emperador Constantino, se dirigió a Jerusalén en busca de la tumba.

Fueron los propios cristianos de Jerusalén quienes persuadieron a santa Elena de que buscara la tumba bajo el templo de Venus. Si ellos sabían que el Santo Sepulcro estaba ahí era debido a una larga y consistente tradición.

El exitoso trabajo arqueológico fue registrado hacia el año 340 por el historiador Eusebio de Cesarea. Desde entonces, la descubierta tumba ha sido reconocida por la Iglesia como el sepulcro que albergó a Cristo antes de resucitar. Ortodoxos, sirios, armenios y coptos también lo consideran así.

Aquí debería acabar la historia, pero lamentablemente no ocurre de esta manera. Veamos los relatos de otras tumbas:


La tumba del jardín


Nuestros hermanos separados, siempre expertos en separación, han decidido hacerlo también en cuanto a aceptar el Santo Sepulcro; así, la mayoría de los protestantes modernos -y algunos no cristianos, como los mormones- prefieren la llamada Tumba del Jardín, situada en las afueras de la Puerta de Damasco de la ciudad de Jerusalén. Este lugar, un sepulcro tallado en la roca, fue propuesto en 1885 por Charles Gordon como «la tumba de Jesús»; pero la verdad es que carece de credibilidad histórica.


En Cachemira


En la ciudad de Srinagar, en Cachemira (india), existe otra «tumba de Jesús». Este lugar se hizo más o menos conocido gracias al libro que Andreas Faber-Kaiser lanzó en 1976: «Jesús vivió y murió en Cachemira».
Para trasladar a Jesús tan lejos era necesario crear toda una historia, y ésta fue la elegida: que Jesús sí fue crucificado, pero nunca resucitó porque no se alcanzó a morir, sino que, cuando José de Arimatea lo bajó de la cruz, Cristo aún estaba vivo. Tras reponerse de sus heridas, el Mesías huyó al norte de la India, donde pensaba encontrar nada menos que a las diez tribus perdidas de Israel (¡zas!). Allí tuvo hijos con una mujer -¿se casaría con ella?- y murió de muerte natural a una edad muy avanzada.
Las pruebas que esgrimen los entusiastas de esta «tumba de Jesús» es que desde hace 1900 años se venera ese sepulcro como tal; que hay un hombre llamado Basharat Saleem que afirma ser el descendiente vivo de Jesús (si alguien dice ser descendiente del monstruo del lago Ness, ¿por sólo decirlo se convierte en verdad?), y que hay indicios (¿cuáles?) de que alguien muy parecido a Jesús predicó por aquella región.


Más lejos aún: Japón


Una de las versiones más extravagantes es la que sitúa la tumba de Jesús en Japón, pues ¿puede haber algo más ajeno a los escenarios bíblicos que aquella nación?
Pues bien, a pesar de todo, en un pequeño valle del norte de Shingo, hay un bosque donde se venera una modesta cruz de madera colocada sobre un montículo de tierra, y en la cruz está grabado el nombre de Cristo. Aunque nunca se ha excavado en ese el lugar (por lo que se ignora si al menos hay ahí algún cuerpo humano enterrado), en el camino hay una señalización que indica que ahí está la «tumba de Cristo». Se supone que aquel supuesto sepulcro tiene 2000 años de antigüedad, y es visitado anualmente por unas 40 mil personas.

Para promover un peregrinaje así, es necesario crear una trama, por lo que el anciano lugareño Sajiro Sawaguchi salió al rescate (¡por supuesto, es el dueño del terreno que alberga la "tumba"!). Así es el cuento:

En 1935 un hombre llamado Kiyomaro Takeuchi descubrió un documento que resultó ser ni más ni menos que el testamento de Jesús, en el que se menciona que Shingo fue el lugar elegido para que reposaran los restos del Mesías. Pero, claro, el Gobierno prohibió que se divulgara el contenido del documento dadas las repercusiones mundiales que tendría.
Para que Jesús eligiera ese sitio hacía falta que lo conociera, así que fue necesario introducir  en la historia que Cristo vivió parte de su vida oculta en Japón, a donde habría llegado cuando tenía 21 años de edad.
Y aquí viene lo «mejor»: Jesús regresó a territorio judío para completar su misión, pero Isukiri, su hermano gemelo (¡sí, leyó bien!) lo reemplazó en la Pasión, por lo que Jesús pudo regresar a Japón, donde murió a los 114 años, casado, con tres hijas y cultivando arroz.


Faltaban los templarios

Como los templarios -no los históricos, sino los inventados- están de moda, no puedo dejar de nombrar la «tumba de Jesús» de Rennes-Le-Château, Francia.

Se trataba de un pueblito con un simpático castillo, a donde se supone llegaron los templarios encargados de trasladar el cuerpo de Cristo (¡¡¿y la Resurrección??!!) desde Tierra Santa hasta esta zona del Languedoc para ponerlo fuera del alcance de los musulmanes.

Ahí, en un paraje escarpado, hay una tumba «extraña». Por otro lado, Nicolas Poussin, pintó en 1840, en Roma, su obra titulada «Los Pastores de la Arcadia», que muestra una tumba muy parecida a la de Rennes-Le-Château, y tiene la inscripción «Et in Arcadia ego». Se supone que fue borrada una palabra de la pintura, de manera que originalmente decía «Et in Arcadia ego sum», lo cual es un anagrama de «Arcam dei tango Iesu», que significa «He tocado la tumba de Jesús». Conclusión: la tumba de Rennes-Le-Château es el «verdadero» sepulcro de Jesús.

En fin, no cabe duda de que el ser humano puede tener una imaginación prodigiosa.


¿Sacerdotes casados?

Por Jesús Alfonso Nieves Asúnsolo

Fuente: EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
México, 15 de abril de 2007




En una reunión de café salió a relucir el tema religioso y se debatió sobre por qué no se permite a los sacerdotes ser casados, pues en esa forma podrían orientar mejor a la feligresía por estar insertados en la sociedad al igual que ellos.

Por más que intenté persuadirlos de que en nuestro rito latino eso no se permite, lo cierto es que los que me acompañaban en la charla de café, aunque se dicen «católicos», no tienen la menor idea de nuestra religión; por lo tanto, opté por manifestarlo jocosamente:

6:00 A.M. El padre José se levanta de la cama, después de una buena ducha y refrescante rasurada; se dirige a su rincón favorito para, en la intimidad, dirigir sus acostumbradas oraciones matutinas, cuando escucha la voz de su esposa que se encuentra en la cocina preparando el desayuno para los hijos diciéndole: «Apúrate con tus oraciones pues te toca la ronda con los niños». Fin del encanto espiritual matutino.

7:00 A.M. Después de haber llevado a los hijos a la escuela se encuentra él en la sacristía alterado y molesto. Primero por el espantoso tránsito en las calles; segundo, porque tuvo que amonestar a su hijo mayor por haber sacado cinco en matemáticas y cinco en religión; tercero, porque le recordaron que debía dos meses de colegiatura y si no pagaba no tendría su hijo derecho a sus exámenes, a pesar de estar en un colegio de religiosas.

7:50 A.M. Se le acercó un feligrés con deseos de confesarse. Aunque lo confesó, no pudo aconsejarlo debidamente por el calor que hacía en el confesionario; sacó su pañuelo para limpiarse el sudor apareciendo el recibo de la energía eléctrica con vencimiento de un día anterior, mismo que su esposa se lo había entregado oportunamente.

8:00 A.M. Inicia la celebración de la Santa Misa, todavía pensando en la colegiatura y en el recibo vencido; pero, para colmo de sus males, la lectura del Evangelio trató de que no se podía servir a dos patrones.

8.45 A.M. Regresa, como es su costumbre, a desayunar a su casa, tiempo que aprovecha para comentar con su esposa sobre las inquietudes de sus hijos, sobre las prioridades económicas del hogar y escuchar las necesidades de su esposa. Se despide de ella con cariñoso beso, con una palmada de aliento y con un mundo de problemas hogareños en su mente.

10:00 A.M. Inicia con su acostumbrado optimismo sus labores parroquiales: revisar gastos, supervisar obras de remodelación, revisar la agenda de bautizos, primeras comuniones, quinceañeras, bodas, etc.; encabezar reuniones con los distintos grupos de laicos comprometidos con la parroquia; atender llamadas telefónicas; revisar presupuestos de gastos y planear rifas para sufragar los gastos; elaborar informes pedidos por el arzobispo, enviar informes financieros al ecónomo, etc., etc.

11:45 A.M. Atiende a los enfermos que requieren de su ministerio y consuelo. Se da un tiempo para pagar el recibo de energía eléctrica y entregar el informe al Secretario Canciller y al Ecónomo Diocesano, no sin dejar a éste una petición de adelanto de sueldo de la quincena para el pago de las colegiaturas.

1:15 P.M. Sale disparado porque tiene que recoger a sus hijos en la escuela.

1:50 P.M. Se sienta a comer con su esposa e hijos y se percata de que se le olvidó pasar por las tortillas. No termina el postre cuando empieza la clásica cantaleta: papá, necesito...; papá, quiero...; papá, nos falta...; papá, no se te olvide que tienes que ayudarme con la tarea; viejo, necesito zapatos, los vi en...; viejo, ¿cuándo me vas a llevar al cine?, etc.

4:00 P.M. De regreso a su oficina —perdón, a su parroquia— se enfrenta con su trabajo: pláticas, confesiones, Misas y, por fin, a punto de salir a su casa, se le acerca una señora y le dice: padre, por favor venga a mi casa a tomar café y así pueda convencer a mi marido.

9:30 P.M. Llega agotado a su casa con deseos de orar y su hija le dice: te estoy esperando para que me ayudes con la tarea.

9:57 P.M. Recibe una llamada telefónica para decirle que fulanita está en agonía y se requiere su presencia.

11:00 P.M. Está a punto de meterse a la cama cuando su esposa le dice: te habló zutanita, que desea que la recibas mañana para una consulta. ¿No te parece que ya son demasiadas direcciones espirituales con ella? Esto ya no me «huele bien».

11:15 P.M. Se levanta de la cama para apagar todas las lámparas que dejaron los hijos encendidas, rezongando por toda la energía que tiene que poner en práctica y no lo consideran.

11:25 P.M. En la cama escucha el ronroneo de su mujer: mi vida (ya no le dice viejo), ¿me quieres?

1:00 A.M. Se levanta el padre José porque tiene insomnio y en el silencio de la noche casi se escucha su grito interior de angustia que dice: «Señor, ¿porqué no estableciste el celibato para tus sacerdotes?».