domingo, 2 de diciembre de 2018

Dos ladrones



Por Enrique Otero Pizarro
(Cordobés, 1915-1974)

Hay tres cruces y tres crucificados.
En la más alta, al diome, el Nazareno.
En la de un güin lloraba el grata bueno
mangándole el perdón de sus pecados.

Escracho torvo, dientes apretados,
mascaba el otro lunfa el duro freno
del odio y gargajeaba su veneno
con el rechifle de los rejugados.

¿No sos hijo de Dios? ¡Dale salváte!
¿Sos el rey de los moishes? ¡ Arranyate!
¿Por qué no te bajás? ¡Andá, che, guiso!...

Jesús ni se mosqueó. Minga de bola...
Y le dijo al buen chorro: estate piola,
que hoy zarparás conmigo al Paraíso.