Por Enrique Orchanski
Fuente: La Voz del Interior, Domingo
28 de abril de 2019
Las redes sociales explotaron en
comentarios ante el insólito episodio ocurrido esta semana en un pueblo del sur
provincial.
La noticia del adolescente que
rechazó como regalo de cumpleaños un teléfono móvil y en su lugar solicitó una
colección de libros se viralizó en diferentes plataformas y generó comentarios
de diverso origen.
“Es un atentado a la libertad de
comunicación”, sintetizó por Twitter un directivo de la Asociación
Internacional de Padres, en su reclamo por “acciones inmediatas a fin de
modificar una actitud que podría tener consecuencias imprevisibles en otras
personas”.
Por su parte, la empresa donde el
padre desempeña tareas administrativas publicó un comunicado en el que expresa
su pesar y asegura que “apoyará a la familia en los estudios y tratamientos que
sean necesarios para revertir la postura revulsiva”.
La familia del joven, de quien
sólo se conoce que cumplió 11 años, tiene dos hermanos y asiste con normalidad
al colegio del lugar, ha solicitado absoluta reserva. No obstante, se comenta
que los padres admitieron en su círculo íntimo la rareza del fenómeno.
Un breve video filtrado por una
vecina muestra a la madre confesando su vergüenza y desazón, al admitir: “Nunca
pensamos pasar por esto; se niega de manera rotunda a recibir su celular.
Estamos destrozados”.
Numerosos medios intentaron acercarse
al domicilio de la familia sin lograr más información que fotos remotas de la
casa, la que no presenta señales que hagan sospechar que el muchacho pertenezca
a una secta o a un grupo subversivo.
La reconocida psicóloga
ecuatoriana Aifona Diez comentó, ante el requerimiento de un medio nacional,
que “es un hecho de inusual gravedad, por el resquebrajamiento de un factor
constituyente de la subjetividad de los adolescentes actuales”.
De manera específica, comentó el
aislamiento social al que se expone el joven y que “a todas luces se trata de
una variante poco conocida de individualismo disruptivo, problemática que debe
ser abordada de manera multidisciplinaria”.
Desde la Cámara Argentina de
Consumidores, advirtieron que acudirán a la Justicia para hacer conocer su
firme posición, ya que “episodios como este atentan contra el libre consumo y
la obsolescencia programada de los productos comercializados”, y que “la
reiteración de tales casos pondría en peligro numerosas fuentes de trabajo”.
De inmediato surgieron
ofrecimientos de fabricantes de dispositivos móviles que, además de regalar
equipos, prometen cursos de informática avanzada a fin de despertar el interés
del muchacho y consolidar el hábito tecnológico.
“Estudiaremos el caso; se trata
de una discapacidad inédita”, afirmó el presidente de la AAEI (Asociación
Argentina de Enfermedades Inesperadas). “Es necesario avanzar con
investigaciones genéticas y metabólicas para definir si se trata de un problema
individual o el comienzo de una epidemia”, amplió.
El directivo agregó que por el
momento la población no corre peligro, aunque sugiere reforzar el tiempo de uso
de teléfonos celulares en niños y adolescentes a fin de no disminuir las
destrezas alcanzadas.
Los docentes del joven, quienes
ante la requisitoria periodística solicitaron anonimato, ya recordaban
conductas anormales para la edad, como el interés sostenido por la lectura o la
observación de la naturaleza, mientras el resto de sus compañeros se
concentraban en tareas habituales en WhatsApp e Instagram.
Varios políticos también se
sumaron al encendido debate que desató esta insólita situación. Twitter
desbordó en mensajes de dirigentes y candidatos. Un postulante a gobernador
afirmó: “Cuando nosotros accedamos al poder, prometemos erradicar casos como
este”.
En tanto, una aspirante a
intendenta aseguró: “Ese es el resultado de débiles políticas públicas de
conectividad de un gobierno que fracasó”.
Mientras continúa la conmoción
popular, familiares y amigos piden privacidad y tiempo para que el muchacho
recapacite y acepte un tratamiento.
Hasta el momento, no se registran
nuevos casos en el territorio nacional.